lunes, 5 de febrero de 2018

El postparto 2: la revolución de las hormonas y el miedo a estar sola

Hace mucho tiempo que tenía abandonado el blog y que no escribía. 😓
¿Falta de tiempo? Pues sinceramente, un poco. Normalmente se dice que "cuando tienes un hijo, tienes uno; pero cuando tienes dos, tienes 20". Pues no es por dármelas de nada, pero no es mi caso. Tengo dos peques buenos, pero sí que es cierto que absorben todo mi tiempo (pero nuestras rutinas ya os las contaré otro día).

Vamos al lío. A contar lo que es tabú, lo que nadie nos cuenta cuando tenemos un bebé. ¿El motivo? Pues no se sabe bien bien porqué, la verdad. En mi opinión es que todas tememos estar pasando una depresión postparto y nos quedamos calladitas.
Pero la verdad verdadera es que cuando tenemos a nuestro pequeñín/a en brazos lloramos de alegría, nos sentimos plenas; el momento esperado tras 9 meses ha llegado. Pasamos dos días en el hospital (o alguno más si ha sido cesárea o desgraciadamente hay alguna complicación), recibiendo visitas y mirando a nuestro bebé sin creérnoslo del todo. Que bajo mi punto de vista, adoro las visitas en el hospital, porque vienen media horita y se van. Sé que no estamos muy favorecidas, interrumpen momentos de lactancia y de conocimiento, o incluso no nos apetece mucho si nos encontramos mal. Pero las visitas en casa se eternizan, hay gente que no tiene filtro y aparece en los peores momentos o a deshora, o que vas a bañar al bebé y no se dan por aludidos a irse, o les tienes que servir café y galletitas para agradecerles la visita. Pues para mí no. Ven, saluda y te vas. No son momentos de estar en casa de nadie, y si vienes, ven a ayudar.

Y hecho este paréntesis, prosigo con el relato. De repente, nos mandan a casa. Y todo, absolutamente todo, se nos viene encima. Nos volvemos pequeñitas, todo nos da miedo, lloramos por cualquier cosa,... y no entendemos cómo nos encontramos en ese estado cuando deberíamos ser las mujeres más felices de la Tierra. Pues bien, DESPERTAD, ES LO MÁS NORMAL DEL MUNDO. Amamos ese pequeño ser que acaba de llegar a nuestras vidas, pero depende absolutamente de nosotras y de lo que hagamos. No podemos hacer ni un movimiento sin estar pendientes, ni podemos comer sin que nos reclame, o dormir más de 2/3h del tirón. Estamos exhaustas y si damos pecho, nadie puede relevarnos, y sino lo damos, pues un poquito sí, pero nuestro bebé quiere estar con nosotras.
Y luego llega el día, en que papá se va a trabajar (antes eran 15 días, ahora tienen un mes; pero en el caso de los autónomos puede que no se cojan ni un sólo día) y nos encontramos solas, solas ante el peligro. En mi caso, cada vez que el papá salía por la puerta, los lagrimones me caían por las mejillas... No tenía miedo, no podía sustituirme en nada, pero le necesitaba ahí, conmigo, apoyándome sin más.
Pero repito, ES NORMAL. Los quince primeros días de maternidad son duros, muy duros. Pero todo pasa. Todo llega a una normalidad relativa, a la normalidad a la que tu familia se amolda una vez os vais haciendo a los horarios, ritmos y necesidades; os vais conociendo. Las hormonas empezarán a calmarse, aunque no del todo. Seguirán dando la lata bastante tiempo, pero llegará un día en que volveremos a ser nosotras mismas, o un nosotras mejorado y con una mini versión debajo del brazo. 😜

Un besito muy fuerte amores 😘😘😘
 

martes, 14 de febrero de 2017

El postparto y la revolución de las hormonas parte 1: lactancia materna

Se habla mucho de la maternidad, de lo precioso que es la lactancia materna; ¿cuántas hemos visto las fotos de la mamá mirando al bebé tomar el pecho con cara de amor y felicidad? Pues sí, verdaderamente es precioso, único, un vínculo mágico que se crea entre mamá y bebé, pero como siempre, hay una realidad que no nos cuentan.
 
La realidad escondida es que duele, duele mucho, se nos arrugan los dedos de los pies cada vez que el bebé se agarra al pecho los primeros días. Pueden salir grietas (por aquí una que tuvo en los dos postpartos) y podemos usar varias maneras de resolverlo o intentar que pasen cuanto antes, pero la verdad es que hay que darse tiempo para que salga el "callo" en el pecho y pueda ser ese momento íntimo precioso que tanto ansiamos.
 
- Existen las pezoneras de plástico que a parte de ayudar al bebé a agarrarse si tiene poca fuerza, si los pezones no tienen la forma "adecuada" (véase un pezón invertido o ambos poco salientes), hacen un poco de protección evitando el contacto directo con la boca del bebé.
 
- Para curar las grietas las matronas recomiendan untar el pezón con aceite de oliva o con la propia leche materna, pero también existe una crema hipoalergénica que no hace falta retirar del pezón antes de poner a mamar al bebé que se llama "purelan" que ¡¡¡es mano de santo!!!
 
Por otro lado, si tenemos sobreproducción de leche (como ha sido mi caso con ambos hijos) podemos sacarnos un poquito todos los días (no demasiado porque lo único que hacemos sino es seguir estimulando esa sobreproducción) para poder tener reservas congeladas para emergencias o donarla (vuestra matrona os informará dónde y cómo hacerlo).
Además, aunque parezca un mito, hay alimentos que cambian el sabor de la leche y pueden producir un rechazo en el bebé como los espárragos o la coliflor (así que hay que intentar evitarlos). Y hay bebidas que hacen que produzcamos más leche así que las evitamos si producimos de más o las potenciamos si no producimos suficiente, como son: la leche, la horchata o la cerveza (sin alcohol claro está).
 
Y tranquilas, la lactancia materna es a demanda, no sabemos lo que el bebé consume realmente. Si hace caca se le vacía la tripa y vuelve a tener hambre, si eructa o se echa un pedete también deja un hueco a más leche, así que es normal pasarnos muuuuuuucho rato con ellos en el pecho, que las tomas se eternicen y que incluso nos sintamos como vaquitas lecheras jajaja
También nos usan de chupete muchas veces, pero eso no es bueno para nuestros pezones  hay que evitarlo para no tener las temidas grietas.
 
Dicho todo esto, la reflexión final es que la lactancia materna junto a las hormonas revolucionadas los primeros 15 días, es dura, se sufre mucho: "¿lo estaré haciendo bien?", "¿se estará alimentando bien?"... Mi consejo es: escucharos a vosotras mismas y a vuestros médicos, a nadie más; la gente opina sin parar y no ayuda (aunque no o hagan con mala fe).
Estos primeros días pasarán y podréis disfrutar de esos momentos tan bonitos que vemos en los anuncios. Y si no es satisfactoria, no pasa nada, los bebés se crían igual de bonitos y sanos con biberón. El bebé nos necesita al 100% y felices, no podemos dejar que el no dar el pecho nos hunda o nos haga sentir mal con nosotras mismas; porque como digo, lo único que necesita el bebé realmente es a SU MAMÁ.
 
Un besito a tod@s

miércoles, 21 de diciembre de 2016

El tiempo íntimo no existe

¿Sabéis esas imágenes que corren por internet donde la mamá se queja de no tener tiempo? ¿De no poder ni ir al baño sola?
Pues es 100% real... y da igual que haya gente en casa, el niño solo quiere estar con la madre y compartir momentos con ella, sean del tipo que sean 😂😂😂
 
Pues el caso es que el otro día, me levanté pronto para hacer mis cositas con tiempo y con algo de intimidad como todas las mañanas, con tan mala suerte que mi peque decidió madrugar... Así que le di su biberón, lo vestí y le puse la tele para poder arreglarme. Hasta ahí todo bien. De modo que me fui al baño y de repente ¿sabéis quien vino corriendo a ver a su mami? Efectivamente. Ahí estábamos, los dos en el baño, yo sentada intentando hacer mis cosas y él ahí queriendo cantar "el coche de papá". Lo "mejor" de todo vino cuando quiso sentarse en mis rodillas a darme abrazos, besos y seguir cantando... En fin... muy tierno todo jajaja
 
En ese momento, me acordé de cuando era pequeño, que lo dejaba en la cuna durmiendo me escapaba 5 minutos a hacer de vientre y se despertaba llorando como un loco con hambre. Conclusión: mamá que se levanta del váter a coger al bebé (porque está sola en casa) y termina con él en brazos, sentada en el baño dándole el pecho y llorando desconsoladamente porque se da cuenta de que ni eso puede hacer sola y tranquila.
 
No pretende ser un post desalentador, sino todo lo contrario, es algo que nos pasa a todas en algún momento de nuestra maternidad, nos hace sentirnos vulnerables porque dependen totalmente de nosotras y nos damos cuenta de que ya no somos un ser individual sino con una mitad que llevamos pegadita 😉😉.
Ahora soy capaz de mirar atrás y reírme de la anécdota, de contarla y ver que más mamás han pasado por lo mismo, y de acojonarme pensando qué va a pasar cuando nazca la pequeñina... 😂😞
 
Mucho ánimo y ¡¡aprovechad cualquier momento que duerman los bebés para hacer todo lo que se os ocurra!!jajaja
 
Besitos